Me declaro una enamorada absoluta de los muñecos hechos en crochet. En Japón se los conoce como amigurumis y son valorados mucho más que como simples muñecos. Según la costumbre, cada amigurumi posee un alma que lo convierte en el compañero y confidente de por vida de su dueño, brindándole protección y consuelo en los momentos de estrés y tristeza. Esta idea no los hace todavía más lindos?
En Japón es usual verlos en las oficinas, cerca de las computadoras como un símbolo de apego o simplemente para recordarles a sus dueños que respiren, sonrían y hagan una pausa en sus largas jornadas de trabajo.